Martes, 21 de Noviembre de 2017
Gonzalo gutierrez-alviz. premio extraordinario fin de
estudios en INGENIERÍA industrial
PILAR LARRONDO y JUAN CARLOS MUÑOZ
Tres Generaciones de Excelencia
Gonzalo Gutiérrez-Alviz (Sevilla,
1991) es la prueba que confirma que de tal palo, tal astilla. Hijo del notario
sevillano Pablo Gutiérrez-Alviz y nieto del catedrático de Derecho Procesal en
la Universidad de Sevilla Faustino Gutiérrez-Alviz, el joven pertenece a la
tercera generación de su familia en recibir el Premio Extraordinario Fin de
Estudios. Aunque él se decantase por la Ingeniería Industrial. Responsable, con
una muy arraigada cultura del esfuerzo y muy agradecido a su familia por las
oportunidades brindadas, el joven es la prueba de que la obligación y la
devoción pueden ir de la mano si uno sabe organizarse.
Premio Extraordinario en Ingeniería Industrial, como su padre y su abuelo
en sus respectivas carreras. ¿Una responsabilidad continuar con su legado?
Mis padres, ambos muy buenos
estudiantes, me han inculcado el esfuerzo y la responsabilidad. Era el momento
de aprovechar y estudiar porque me han dado las posibilidades de hacerlo. A mis
hermanos y a mí nos han enseñado a estudiar y esforzarnos para después conseguir
los máximos frutos posibles. Por eso no lo he visto nunca como una presión. Es
mi responsabilidad. Si te lo inculcan desde niño, es a lo que te dedicas en tu
época de estudiante.
Es una idea contraria a la que tienes muchos jóvenes que estudian para
recibir un premio de sus padres y no por ser su responsabilidad.
En el colegio mis hermanos y yo hemos
sido muy buenos estudiantes. Había asignaturas que nos gustaban menos, como a
todos, pero nos preparábamos para los exámenes. En la Universidad vi que era el
momento de esforzarme y, además, di con algo que me interesaba mucho: la doble
titulación. Por eso estudié en la Universidad de Sevilla y un período en Milán.
Sabía que para esa beca competía con
todos los ingenieros, no sólo con los de mi rama, por eso debía esforzarme
mucho más. Ese era el premio que yo quería.
Su padre es notario, su abuelo era catedrático de Derecho Procesal y usted
se decantó por una rama diametralmente opuesta.
El Derecho me gustaba, de hecho en
primero de carrera dudé sobre mi elección. Pero se me daban bien las
matemáticas y la física y un profesor me recomendó meterme en Industriales, que
me abría muchos campos dentro de la Ingeniería para que en el futuro pudiese
decantarme por uno u otro. En Selectividad es imposible tener claro qué quieres
hacer.
En torno a su carrera hay leyendas que afirman que estudiarla es incompatible
con la vida. ¿Usted ha podido compatibilizar ambas de manera satisfactoria?
La clave está en el esfuerzo y en la
organización. Si te organizas te da tiempo a todo, aunque tengas que sacrificar
momentos de ocio, como es natural. En carreras como la mía es fundamental ir a
clase. Ahí ya llevas más de la mitad del trabajo hecho; te pones a estudiar y
todo te suena. Tienes que tener muy inculcada la cultura del esfuerzo y
organizarte porque, si quieres, tienes tiempo para todo.
Tras su formación, ¿ha encontrado luz en el oscuro túnel del mercado
laboral?
Actualmente estoy en una empresa de
energías renovables, Quintas Energy, y estoy muy contento. En tercero tenías la
rama de energética. En Italia continué la formación en esa línea y al llega aquí
me decante por el mundo de las renovables en esta empresa. También estoy
estudiando un master. Creo que hay que estar constantemente en formación.
En el caso de tener que emigrar, ¿sería por necesidad o por gusto?
No tendría problemas en irme porque
eso te abre la mente. Todo el mundo debería tener una experiencia en el
extranjero y desde la Universidad deberían fomentarlo mucho más. Ahora el mundo
laboral está globalizado y tú tienes que estar preparado para ello, algo que
consigues si vives en el extranjero. Conoces a gente, otros sistemas de
estudio, otros idiomas… También es una buena forma de que fuera vean el buen
nivel que tenemos aquí, algo de lo que me di cuenta cuando estudié en Milán.
Creo que la Eramus y la doble titulación deberían ser obligatorias,
aunque no es posible por la conyuntura económica.
¿Hay oportunidades en Andalucía para los ingenieros?
Hay empresas muy buenas, pero para
según qué rama te tienes que ir fuera. Eso te tienes que tomar como una experiencia
positiva porque Andalucía siempre va a estar aquí y siempre vas a poder volver.